La punta de lanza de un sistema antiincendios ferroviario es la detección. Los distintos sistemas de detección de incendios con los que equipamos la zona o activo a proteger indican al módulo de control si la situación es normal o, por el contrario, hay valores anormales de presencia de humo o excesiva temperatura. A partir de una señal de alarma que generan los dispositivos de detección se desencadenan una serie de acciones. Estas acciones, gobernadas por las centrales de control que Triple E diseña y fabrica, vienen definidas por los requisitos técnicos, normativas y certificaciones.
En esta ocasión vamos a comentar los métodos de detección que aplicamos en sala pasajeros dentro del material rodante ferroviario: Detectores ópticos y detectores por aspiración, así como los detectores térmicos, más usados en zonas técnicas.
Sistema de detección de incendios óptico
Un sistema de detección de incendios óptico tiene una apariencia similar a los dispositivos que vemos en hoteles, hospitales u otros lugares de alta ocupación. Cuenta con un sistema incorporado que emite una señal en el caso de que haya una alta concentración de humo en el aire.
Este tipo de detectores consta de un emisor de luz LED y un receptor fotosensible. En este caso, la detección de humo en el aire se realiza por la absorción o difusión de luz. De este modo, al obstaculizarse el rayo lumínico dentro del dispositivo, y al dispersarse la luz emitida, el receptor capta esta modificación de la señal luminosa y genera, automáticamente, la indicación de alarma.
Estos dispositivos son especialmente indicados allá donde los potenciales materiales quemados fuesen de combustión lenta (telas, maderas…) y generasen grandes cantidades de hollín con grandes partículas. Son componentes de una gran fiabilidad y ausencia de averías durante su vida útil. Además, los ingenieros de Triple E dimensionan la cantidad de elementos necesarios de forma exhaustiva todas las zonas de los coches.
Detectores por aspiración
Con este sistema de detección de incendios, el aparato toma muestras de aire de forma continua a través de un conducto con diversas boquillas instaladas. De forma paralela, en su núcleo se analiza la presencia de humo mediante un emisor láser, que ofrece mayor precisión que los detectores habituales.
Se trata de equipos configurables que permiten detectar la mínima cantidad de humo en el aire del vehículo. Eso sí, su gran sensibilidad requiere que nuestros ingenieros deban chequear previamente la viabilidad del sistema en ciertos ambientes donde la presencia de partículas podría llevar a la generación de falsas alarmas (por ejemplo, en áreas con mucho polvo). Este detector es más complejo y tiene elementos electromecánicos que exigen un mantenimiento más intenso que la mera limpieza regular.
En esta línea, en Triple E hemos desarrollado un detector autónomo como alternativa a este sistema descrito. De este modo, dotamos al detector de inteligencia artificial y capacidad de trabajo independiente. Así, está especialmente indicado para ciertos compartimentos estancos, como los aseos y armarios eléctricos. También puede llegar a ser una solución en remodelaciones de material rodante muy antiguo.
Detección de incendios térmica
Por último, describiremos el funcionamiento de los detectores térmicos. En ellos, a través de un cable sensor reactivo al calor, protegemos zonas técnicas sensibles como motores, armarios eléctricos, convertidores de tracción, equipos de HVAC, etc… Así, ante temperaturas establecidas previamente como anormalmente altas se generarían una serie de señales electrónicas que iniciarían los procedimientos para lograr una detección y, en su caso, una extinción efectiva. Y, como siempre, garantizando la seguridad de todas las personas.