La estación de Canfranc, ubicada en el corazón de los Pirineos aragoneses, es un lugar cargado de historia y misticismo. Inaugurada el 18 de julio de 1928, esta monumental obra fue concebida como un punto clave de conexión entre España y Francia. Su grandiosa estructura de 241 metros de longitud y 365 ventanas la convierten en una joya arquitectónica del siglo XX, reflejando la ambición y el deseo de modernización de la época.
Un Desafío de la Ingeniería
La construcción de la estación fue un desafío de ingeniería. Situada a 1.200 metros sobre el nivel del mar, la estación de Canfranc es testigo de un paisaje montañoso imponente. Fue diseñada para ser el segundo edificio ferroviario más grande de Europa, solo superado por la estación de Leipzig. Esta colosal infraestructura no solo incluía los andenes y las vías, sino también una serie de edificios auxiliares como hoteles, oficinas aduaneras y viviendas para los empleados ferroviarios.
La estación internacional de Canfranc en la Segunda Guerra Mundial
Durante la Segunda Guerra Mundial, Canfranc jugó un papel crucial en la resistencia contra el nazismo. A través de sus andenes, miles de judíos y combatientes de la resistencia francesa encontraron una vía de escape hacia España. Además, la estación fue un importante punto de contrabando de wolframio, un mineral crucial para la industria armamentística nazi, que se intercambiaba por oro proveniente de Suiza. Esta doble vida de Canfranc, como salvavidas para muchos y como corredor clandestino, le ha otorgado un lugar especial en la memoria histórica de Europa.
Decadencia y Abandono
A pesar de su importancia, la estación sufrió un trágico declive. En 1970, un accidente en el lado francés de la línea provocó el colapso del puente de L’Estanguet, lo que llevó al cierre del tramo internacional y a la paulatina decadencia de Canfranc. La majestuosidad del edificio contrastaba con su creciente estado de abandono, convirtiéndose en una sombra de lo que fue en sus días de gloria.
Renacimiento y Renovación
En la actualidad, Canfranc está viviendo una nueva etapa de renacimiento. Diversos proyectos de rehabilitación han sido puestos en marcha para restaurar su esplendor y reactivar la conexión ferroviaria internacional. La estación ha sido renovada para albergar un hotel de lujo y un centro de interpretación, atrayendo a turistas y amantes de la historia ferroviaria de todo el mundo. Además, se están llevando a cabo esfuerzos para reestablecer la línea férrea que conectará nuevamente España con Francia a través de esta emblemática estación.
Testimonio vivo de la Historia
La estación de Canfranc no es solo un punto en el mapa ferroviario; es un testimonio vivo de la historia, con anécdotas que hablan de valentía y tragedia, y curiosidades que reflejan la complejidad de su existencia. Su resurgimiento es una muestra de cómo los monumentos históricos pueden adaptarse y encontrar un nuevo propósito en el mundo moderno, sin perder la esencia de su pasado. Para aquellos que aman los trenes y la historia, Canfranc sigue siendo una parada obligada en el viaje por la memoria de Europa.